Las dos viviendas se conciben como una unidad. La forma, un cuadrado perfecto, reafirma esa idea de unidad y de autonomía del proyecto con respecto al entorno, una zona suburbana de Madrid, donde las parcelas y las diferentes casas no consiguen establecer una relación relevante con un contexto neutro, casi mudo. El cuadrado se estructura mediante una retícula isótropa de 4×4 en 16 cuadrados iguales que constituyen las estancias de las viviendas. Este esquematismo permite organizar el programa de forma flexible sin especialización de áreas específicas.

El edificio se construye con un sistema estructural mixto: los muros de sótano, piscinas y zócalo son de hormigón visto, hasta una cota de 2.10m. A esa altura se apoya una estructura prefabricada de madera contralaminada. Tanto las paredes como las losas y vigas quedan vistas. El exterior de hormigón visto y estuco, protege la madera estructural, que queda vista en el interior.