La posición del edificio con respecto a la ciudad resulta paradójicamente lejana y protagonista al mismo tiempo. El edificio se sitúa estrictamente fuera de la ciudad, al otro lado del puerto deportivo, en segunda línea detrás del centro comercial y el nuevo distrito digital, inmerso en un entorno portuario e industrial donde aún operan grúas de cincuenta de altura para la carga de mercancías. Rodeado de diques, muelles, dársenas, cargueros y grúas el edificio se yergue y se hace visible estableciendo un diálogo tanto con el horizonte lejano como con el entorno industrial circundante, tanto con las grúas torre vecinas como con las torres residenciales de la ciudad. Desde su privilegiada posición asume su protagonismo inevitable visto desde el mar, pero aspira a ser igualmente visible desde la ciudad, ofreciendo a su vez desde su interior una nueva vista de la ciudad de Alicante.

Auditorios, salas de congresos, exposiciones despachos y oficinas quedan contenidos en una serie de volúmenes que se apilan rodeados por una envolvente estructural y de protección solar textil que uniforma el edificio. Entre los volúmenes que encierran los distintos usos (cerrados y climatizados) y la fachada textil perimetral, se desarrollan una serie de vacíos en los que se disponen las circulaciones, vestíbulos y zonas de relación.

El edificio denso y compacto minimiza la superficie de ocupación y optimiza su factor de forma. El volumen interior cerrado y climatizado también se reduce al mínimo, proponiendo que un 40% del volumen total del edificio (vestíbulos, circulaciones, zonas de relación) quede abierto y ventilado naturalmente, aprovechando el clima benigno de Alicante reduciendo la demanda energética para climatización y ventilación en más de un 35% con respecto a un edificio cerrado y climatizado en su totalidad. Una fachada textil proporciona sombra a estos espacios intermedios de la radiación y permite al mismo tiempo su ventilación.