La casa huracán se sitúa en una típica zona suburbana de Madrid de viviendas unifamiliares aisladas. Este tipo de viviendas, como su propia denominación tipológica indica, se aíslan unas de otras, construyendo un contexto de difícil lectura: un archipiélago de individualidades en donde es difícil saber a qué condicionantes responde cada una, al margen de los límites de su propia parcela. La orientación y la normativa urbanística es lo único que todas comparten.

Desde este aislamiento, y desde la consciencia de los riesgos y las ventajas que la individualidad conlleva, se aborda el proyecto con la máxima neutralidad posible, tratando de establecer un método que pueda aplicarse sobre cualquier parcela, obteniéndose según fuera la geometría de ésta, un resultado diferente. Este método es una aplicación literal de los parámetros normativos: ocupación, edificabilidad, retranqueos, altura… sobre las condiciones particulares de la parcela, tratando de convertir la norma en el elemento generador del volumen.