La nueva construcción del campus no aspira a mimetizarse con el edificio monumental construido por Luis Albert Ballesteros en 1948, pero tampoco anhela ningún protagonismo frente al edificio principal del conjunto. El edificio propuesto acepta su condición de parte en el conjunto, al tiempo que asume su autonomía y la singularidad que le confiere su uso. Frente al monumental y sobrio edificio de la Misericordia, el nuevo edificio respeta la altura de coronación de los pabellones situados en la parte trasera (oeste) del conjunto, de esta forma establece una relación directa de escala con estas piezas accesorias que asumen su papel secundario frente al edificio principal. Se propone una pieza densa y compacta que concentre todo el programa en dos plantas. El volumen edificado solamente ocupará la mitad del solar, dejando libre de cualquier edificación la otra mitad. Este espacio libre conformará un jardín en el frente oeste, entre el nuevo edificio y las canchas de deporte, que servirá como colchón frente al ruido de las canchas deportivas. Este espacio libre da acceso al nuevo edificio y se entiende como prolongación del jardín arbolado existente situado al este. De aquí nace el lema de nuestra propuesta “Entre Jardines”.

“…no es sólo una biblioteca. Es una nave espacial que te llevará a los confines del universo, una máquina que os llevará al pasado y al futuro, un profesor que sabe más que cualquier ser humano, un amigo que os entretendrá y consolará; y sobre todo una puerta a una vida mejor, más feliz y más útil”. Isaac Asimov

Entendemos la biblioteca como refugio, un lugar donde explorar, descubrir, conocer, viajar… La biblioteca se entiende como un vehículo capaz de llevarnos a lugares y tiempos remotos, como un objeto autónomo, un volumen ciego, aislado, capaz de satisfacer todas estas actividades por sí solo